¿Qué es?
La retinopatía diabética es una de las complicaciones más frecuentes entre los pacientes que tienen diabetes, tanto tipo I como tipo II. Se trata de un daño progresivo que afecta a los vasos sanguíneos de la retina (la parte del ojo sensible a la luz) y que puede llegar a causar la ceguera total.
¿Cómo se detecta?
Es normal que los pacientes no experimenten ninguna alteración en la vista que les alerte de que algo está pasando. Es posible que al principio lo único que note sea unas pequeñas 'manchas' de sangre como flotando, lo que requiere que acuda inmediatamente al oftalmólogo para tratarlas antes de que se produzca una hemorragia más grave. Incluso aunque las manchas flotantes desaparezcan por sí solas, debe acudir al médico porque el sangrado puede volver a repetirse.
¿Cómo se trata?
El control de la diabetes y de la presión sanguínea forman parte inseparable del tratamiento de la retinopatía y permiten mejorar el pronóstico del paciente. De hecho, algunas investigaciones llevadas a cabo por el Instituto Nacional del Ojo de EEUU sostienen que si se mantienen controlados los niveles de azúcar en sangre (pero también del colesterol y la presión sanguínea) se puede retrasar el inicio y progresión de la enfermedad.
¿En qué consisten los problemas de la diabetes?
Los problemas de la diabetes surgen cuando hay demasiada glucosa (azúcar) en la sangre por mucho tiempo. Los niveles altos de glucosa en la sangre (también llamado azúcar en la sangre) pueden dañar muchos órganos del cuerpo como el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos y los riñones. La enfermedad del corazón y de los vasos sanguíneos puede causar ataques al corazón o derrames cerebrales.
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