martes, 11 de noviembre de 2008

Fisiopatologia del Ojo

Daños en la retina:
El daño en la retina ocurre lentamente. La retina tiene vasos sanguíneos muy pequeños que se dañan con facilidad. Cuando una persona tiene niveles altos de glucosa en la sangre y presión arterial alta durante mucho tiempo, esto puede causar daño en los vasitos sanguíneos de la retina.
Primero, los vasitos sanguíneos se hinchan y se debilitan. Algunos vasos sanguíneos se tapan y no dejan pasar una cantidad suficiente de sangre. Al principio estos cambios tal vez no causen pérdida de la vista. Por eso debe hacerse un examen de los ojos con dilatación de las pupilas una vez al año incluso si no tiene problemas de la vista.
Es posible que un ojo esté más dañado que el otro. También es posible que ambos ojos sufran el mismo daño.
La retinopatía diabética es el término médico que se usa para el problema de los ojos que ocurre con más frecuencia a causa de la diabetes.
A medida que empeoran los problemas de la retina causados por la diabetes, se forman nuevos vasos sanguíneos. Estos nuevos vasos sanguíneos son débiles. Se rompen con facilidad y la sangre que se derrama entra en el humor vítreo. Esa sangre impide que la luz llegue a la retina.
Es posible que vea manchas flotantes o casi oscuridad total. En algunos casos, la sangre se elimina sola. Pero es posible que se necesite una cirugía para eliminarla.
A lo largo de los años, los vasos sanguíneos débiles e hinchados pueden formar tejido cicatrizal y hacer que la retina se desprenda de la parte posterior del ojo. Si la retina se desprende, tal vez vea manchas flotantes o luces centelleantes.
Quizá le parezca como si alguien hubiera bajado una cortina sobre parte de lo que usted está viendo. Si no se atiende inmediatamente, una retina que se ha desprendido puede causar pérdida parcial de la vista o ceguera.










¿Cómo se sabe si hay daño en la retina causado por la diabetes?
Puede que no se presente ningún signo del daño en la retina causado por la diabetes, o tal vez presente uno o más de los siguientes signos:
· visión borrosa o doble
· anillos, luces centelleantes o puntos ciegos
· manchas oscuras o flotantes
· dolor o presión en uno o ambos ojos
· dificultad para ver las cosas en los extremos del campo visual



Complicaciones en la Vista

Las personas con diabetes tienen un riesgo mayor de quedar ciegas que las personas que no tienen diabetes.
Pero la mayoría de las personas que sufren de diabetes sólo padecen afecciones oculares menores. Depende de la persona que un problema menor no se convierta en una más serio. Y, en el caso de que desarrolle un problema serio, existen tratamientos que a menudo ofrecen resultados satisfactorios si decide comenzarlos de inmediato.
1. Glaucoma
Las personas con diabetes tienen un 40% más de probabilidades de padecer de glaucoma que las personas que no sufren de diabetes. Cuanto mayor es el tiempo en que una persona sufre de diabetes, mayores son las probabilidades de que desarrolle glaucoma. Además, el riesgo aumenta con la edad.
El glaucoma aparece cuando se acumula presión en el ojo. En la mayoría de los casos, la presión provoca que el drenaje del humor acuoso se torne más lento y, como consecuencia, se acumula en la cámara anterior. La presión comprime los vasos sanguíneos que transportan sangre hacia la retina y el nervio óptico. Como consecuencia del daño producido en la retina y el nervio, se produce una pérdida gradual de la visión.
Existen varios tratamientos para el glaucoma. En algunos de ellos, se utilizan medicamentos para reducir la presión en el ojo y, en otros, se recurre a la intervención quirúrgica.
2. Cataratas
Muchas personas que no padecen de diabetes sufren de cataratas, pero las personas con diabetes tienen un 60% más de probabilidades de desarrollar esa afección ocular. Las personas con diabetes también tienen tendencia a desarrollar cataratas cuando son más jóvenes y la evolución de la enfermedad es más rápida. Cuando una persona padece de cataratas, el cristalino transparente del ojo se opaca, lo cual impide el paso de la luz.
Para poder sobrellevar un caso de cataratas leve, quizás deba usar lentes para el sol con mayor frecuencia y agregar a sus anteojos lentes con control de brillo. Para los casos de cataratas que interfieren en gran medida con la visión, con frecuencia los médicos extraen el cristalino del ojo. A veces, se somete al paciente a un trasplante de cristalino. En los casos de personas con diabetes, la retinopatía puede empeorar después de la extracción del cristalino y es posible que comience a desarrollarse glaucoma.
3. Retinopatía
La retinopatía diabética es un término general que se utiliza para todos los casos de afecciones de la retina provocadas por la diabetes. Existen dos clases principales de retinopatía: no proliferativa y proliferativa.
La retinopatía no proliferativa:
Es la forma leve y común. Por lo general, no produce efecto alguno sobre la visión y no requiere tratamiento. Pero una vez diagnosticada, debe controlarse con un oftalmólogo por lo menos una vez al año para asegurarse de que no empeora. En la retinopatía no proliferativa, los capilares se hinchan y forman bolsas. Si bien por lo general la retinopatía no produce pérdida de visión alguna en esta etapa, es posible que las paredes de los capilares pierdan la capacidad de controlar el pasaje de sustancias entre la sangre y la retina. Como resultado de ello, la retina se inflama y se forman capas adiposas en el interior de la retina. Si esa inflamación afecta el centro de la retina, el problema se denomina edema macular y, por consiguiente, puede haber pérdida de la visión.
Retinopatía proliferativa:
En algunas personas, la retinopatía evoluciona después de algunos años y se transforma en esta afección más seria. En esa forma de retinopatía, los vasos sanguíneos están tan dañados que se cierran. Por ende, comienzan a formarse nuevos vasos sanguíneos en la retina. Esos nuevos vasos son débiles y pueden perder sangre, lo que impide la visión. Esa afección se denomina hemorragia vítrea. Los nuevos vasos sanguíneos también pueden provocar el crecimiento de tejido dañado. Cuando el tejido dañado se encoge, puede deformar la retina o sacarla de su lugar. Esta alteración se llama desprendimiento de la retina.
La retina puede estar seriamente dañada antes de que una persona siquiera note un cambio en la visión. La mayoría de las personas con retinopatía no proliferativa no presentan síntoma alguno. Incluso en el caso de la retinopatía proliferativa, que es la forma más peligrosa, a veces las personas no presentan síntomas hasta que es demasiado tarde para realizar un tratamiento. Por esa razón, es importante que un oftalmólogo examine sus ojos periódicamente.
Hay varios factores que influyen en la posible manifestación de la retinopatía: el control del nivel de azúcar en la sangre, los niveles de presión arterial, el tiempo que lleva con diabetes y los genes.
El tiempo de duración de la diabetes es directamente proporcional a las probabilidades de padecer retinopatía. Prácticamente todas las personas que padecen diabetes tipo 1 sufrirán en algún momento de retinopatía no proliferativa. Y la mayoría de las personas con diabetes tipo 2 también la padecerán. Pero la clase de retinopatía que destruye la visión, la retinopatía proliferativa, es mucho menos común.
Las personas que mantienen los niveles de glucemia más cerca de los parámetros normales, tienen menos probabilidades de sufrir de retinopatía o de padecer formas más leves.
-Etapas de la retinopatía diabética
La retinopatía diabética tiene cuatro etapas:
1. Retinopatía no proliferativa ligera. Esta es la etapa más temprana de la enfermedad en la que aparecen los microaneurismas. Estas son pequeñas áreas de inflamación, que parecen ampollas, en los pequeños vasos sanguíneos de la retina.
2. Retinopatía no proliferativa moderada. Según avanza la enfermedad, algunos vasos sanguíneos que alimentan la retina se obstruyen.
3. Retinopatía no proliferativa severa. En esta etapa muchos más vasos sanguíneos se bloquean, haciendo que varias partes de la retina dejen de recibir sangre. Entonces estas áreas de la retina envían señales al cuerpo para que haga crecer nuevos vasos sanguíneos.
4. Retinopatía proliferativa. En esta etapa avanzada, las señales enviadas por la retina para alimentarse causan el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos. Esto se llama la retinopatía proliferativa. Estos nuevos vasos sanguíneos son anormales y frágiles. Crecen a lo largo de la retina y de la superficie del gel vítreo, el gel incoloro que llena el interior del ojo










1 comentario:

duelokita dijo...

Es un tema muy interesante, ya que se habla mucho de el pero se sabe muy poco de este problema.
En este blog podemos encontrar muchas dudas por su amplio contenido.